domingo, 31 de julio de 2011

Los otros mandamientos (Primera Parte)

Dicen que quien no conoce su historia, esta condenado a repetirla; y la historia misma es un claro ejemplo de lo certera de esta frase.  
A lo largo de la humanidad han existido momentos, personajes e ideas de distintos matices, cuya presencia se volvió paradigma, escribiendo los capítulos más importantes de la historia de la humanidad. Sin embargo el común denominador que determinó su influencia fue el Poder.
Robert Greene en un acucioso trabajo reúne los pensamientos de grandes estadistas y filósofos del poder como Sun Tzu, Hobbes o Maquiavelo enlistando 48 reglas que hay que seguir para conquistar (y perdurar) en los cielos del poder. El autor adereza cada una de sus reglas con un sinfín de justificaciones teóricas y filosóficas, así como con múltiples ejemplos históricos y literarios que reafirman la validez de sus tesis.
En el transcurso de varios postas mencionare las 48 reglas con uno de los ejemplos que en mi opinión, mejor aclaran el postulado.
Nunca le haga sombra a su jefe
Nicolás Fouquet, ministro de finanzas del Rey Sol Luis XIV era un hombre generoso, amable y encantador, cuya mera presencia encendía a las mujeres, envidiaba a los hombres y se acercaba a la perfección. Habilidoso en las finanzas, administrador eficaz, hombre culto y dadivoso. Sin embargo el Rey Sol lo arresto porque lo opacaba. Solo puede haber un Sol en el cielo.

Nunca confié demasiado en los amigos

Joseph Fouché y Talleyrand fueron ministros de Napoleón durante su época de mayor esplendor. Sin embargo siempre detentaron una relación amarga e incluso trataron de matarse varias veces el uno al otro. Cuando Talleyrand se da cuenta del prejuicio internacional que está generando el Gran Corso, decide derrocarlo, más necesita un hombre que lo apoye. Extrañamente escoge a Fouché pues lo sabe traidor y tránsfuga y sobre todo es la mejor forma de tenerlo cerca. Al fin ninguno espera nada del otro.

Disimule sus intenciones

Una oveja nunca roba, nunca engaña, es tonta  dócil. Cubierto con una piel de oveja, un zorro puede entrar en el gallinero sin ser detectado.

Diga siempre menos de lo necesario

El Duque de Essex harto de los desplantes de la reina de Inglaterra decidió levantarse en armas contra el imperio, pero ajeno a capacidades militares, su intentona fracaso y fue capturado por los guardias de la reina quien estaba presta a perdonar la vida del duque insurgente; sin embargo antes de dejarla mostrar su misericordia el Duque de Essex le dijo que su forma de gobierno era tan retorcida como su esqueleto; lo cual le causo un gran coraje a la reina Isabel e y sentencio a muerte al hablador súbdito.

Defienda su prestigio a muerte

La energía eléctrica fue campo de batalla de una lucha eterna entre inventores y hombres de ciencia, donde Edison y Tesla fueron sus más grandes contrincantes. El primero sostenía que la corriente directa era la mejor, mientras que Tesla consideraba lo mismo de la alterna. Sin embargo no existían pruebas exactas que demostraran la superioridad de una sobre otra; así que Edison hábil como pocos, decidió arruinar la reputación del serbio matando animales a base de electrocutaciones y finalmente logrando la instauración de la silla eléctrica. Desde entonces la corriente alterna es sinónima de electrocutarse.